Investigación sobre acciones disuasorias contra el lobo
El lobo en algunas zonas genera daños importantes sobre la cabaña ganadera y sobre todo los ataques ocurren por la noche cuando el ganado se mantiene en régimen extensivo. Este conflicto entre ganaderos y lobo, sin duda, afecta a la conservación del cánido, que por otro lado es un superdepredador y juega un importante papel en la regulación de los ecosistemas. El elevado consumo de ganado por el lobo en algunas áreas, hace que muchos gestores e investigadores lleven años intentando encontrar herramientas para solucionar, o al menos paliar, el conflicto, de manera que ambas partes salgan beneficiadas.
Las señales químicas (orina, heces y secreciones de diferentes glándulas especializadas) juegan un papel clave en la comunicación interespecífica de los cánidos (perros, lobos…) y de otros mamíferos, siendo el canal químico el predominante en especies con hábitos nocturnos y/o crepusculares. Dichas marcas olorosas cumplen diversas funciones entre las cuales cabe destacar la defensa del territorio y la indicación del estatus social, entre otras. En cánidos, hay una clara relación entre dominancia y marcaje oloroso. Así, los individuos dominantes son los que se encargan de depositar las marcas olorosas o los que marcan con mayor frecuencia, señalando continuamente su estatus social al resto de miembros del grupo. A pesar de la importancia del canal químico, apenas hay estudios que analicen los compuestos volátiles presente en dichas señales y menos aún que identifiquen concretamente cuáles son los compuestos volátiles que indican estatus social, sexo, edad, etc. A los lobos, las señales olorosas le permiten adquirir información del medio y comunicarse con su grupo e identificar los mensajes que llevan las señales de otros cánidos como los perros.
Proyecto dirigido por: